Llevaba mucho tiempo sin sentir
la noche, sin acudir a un viejo columpio, sentarme y levantar la cabeza con la
esperanza de ver alguna estrella, e imaginar que el viento silba con la
intención de decirme algo.
Cuando sopla con fuerza puedo sentir
como agita mi pelo hacia todas direcciones, como grita que deje de mirar
hacia arriba y lo haga hacia el frente. Que me levante que grite y sacuda la
culpa, el pasado y que saque la bestia que ruge dentro de mí.
Y hoy escribo de nuevo porque
creo que ahora tras algo de tiempo, mereces que diga algo diferente. Pues
podrás pensar que si tanto me dice el viento ¿Por qué estoy tan callado?
No sé si sabréis a que me
refiero, pero si lo sabes y lo sientes, no encarceles más esa bestia, dará
golpes en tu estómago, y nunca te implorará. Rugirá cada vez más fuerte, porque
sabe que retumbará más fuerte que cualquier cosa o motivo razonable que te haga
retenerla.
Así que aquí me tienes de nuevo
mi querido lector, dispuesto a mejorar a través de lo que te digo, dispuesto a
arriesgar y ser tal vez un puto bocazas al que en algún momento le prefieras
calladito. Pues no veo otro camino para tener alguna posibilidad de que la
bestia respire, se sienta libre y me deje tranquilo.
Conversaciones contigo mismo.
ResponderEliminarYo estoy tratando de amansar a la bestia, pero sigo manteniendola encerrada.
Saca de nuevo la tuya y que vuelva a aparecer el bocazas! I miss you!