Anoche emitieron en Telecinco Intocable,
una entrañable película sobre un hombre de barrio marginal que cuida de un tetrapléjico
rico. Curiosamente la había visto hacía una semana en bluray, pero no pude
resistirme a verla de nuevo, total no consideraba que pusiesen nada mejor. Me
he animado a reflexionar sobre ella aquí, por lo que si no lo has visto y te
interesa verla no sigas leyendo.
Es una película, según cuentan, basada en una historia real, no sé hasta
qué punto será cierto, pero han logrado que la historia de amistad sea
realmente creíble para mí. No puedo imaginarme en una situación como la que
vive Philippe (siendo tetrapléjico), pero si se lo que no querría: compasión
hacia mí. Justo lo que no le ofrece su amigo Driss, este le trata como a un igual, sin más delicadeza
que a nadie.
Esto no sé si le sucederá a todo el
mundo, pero pocas cosas me pueden doler más que la compasión o la condescendía,
hieren profundamente mi orgullo, porque el hecho de que sientan lástima por mí también
me lleva a pensar que se me está mirando por encima, eso te puede enfurecer,
como le pasa a Philippe.
En la recta final de la película, vemos a
un hombre que ha perdido completamente la sonrisa al marcharse su amigo, se
debe volver a enfrentar a su enfermedad del mismo modo que lo hacía antes de
conocer a Driss y ha perdido toda su ilusión.
Alarmado
por la situación Driss regresa y le lleva al mar, donde le concierta a Philippe
una cita con la mujer que le gustaba. De ese modo llegamos a la escena final,
donde Philippe sonríe, y no de cualquier modo, muestra esa sonrisa auténtica,
esa sonrisa de saberte feliz de verdad, de sentirte realizado, de no sentir
miedo, de estar agradecidos, de esa sonrisa que aun siendo más afortunados,
cuesta sacarnos a todos.
https://www.youtube.com/watch?v=EoaPhxNubL0
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