viernes, 19 de diciembre de 2014

Luces de neón

¿Nunca habéis observado las luces de neón? Esas barras luminosas que adoptan formas, que adornan todo tipo de lugares frecuentados en la noche. Las que pueden colapsar Las Vegas, Tokio y Pekín o indicarte la ubicación de una tasca de mierda.

Estas luces siempre me han fascinando, ya sea por ser algo bohemio o porque mi falta de sueño me pida algo de luz en las noches más largas. Son una de esas cosas que puedo mirarlas y darles mil vueltas, pensando en todo o sin pensar en nada, una de esas cosas que me inspiran y otra de tantas que me puede dejar en Babia.

Una luz de neón puede cambiar constantemente de color, en una noche en la que crees que no puedes cambiar nada, y así esa lágrima puede ser azul, roja, verde y amarilla antes de recorrer tu cara.

Para mí las luces de neón representan el lado mitológico de la vida nocturna,  mi zénit sería que  un día se hiciesen comunes estas luces adoptando mi rostro, como lo hacen con Andy Kaufman en “Man on the moon”, o con la cerveza Budweiser, para mi seria poder decir: algo he hecho bien, estoy iluminando a otros que tratan de aclararse con un whisky con poco  hielo, soy el que convierte en destellos de  colores su mundo de  oscuridad.


Es bonito ser luz de león aunque te pongas a parpadear.

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