Ir al mar relaja a cualquiera,
incluso a mí, y a mi incansable manera de dar vueltas a la cabeza. Decidí pasar
las horas en el paseo marítimo, echaba las tardes allí, paseando de un lado a
otro hasta cansarme y verme obligado a sentarme.
Creía haberme calmado, creí que
había logrado que tu voz se perdiera entre las olas y haberte dejado como un
mal recuerdo que había creado mi imaginación. Ya no te culpaba de nada y asumí la
responsabilidad de toda mi frustración.
Pero estaba desesperado, me sentía
maldito y me sentía impotente y mirando al mar me pregunté “¿Cómo acabo con
esto?”. Es entonces cuando regresaste…
Me abrazaste por la espalda y
hablaste más claro que nunca: “¿De verdad quieres hacerlo?”. Asentí
inmediatamente, cerré los ojos un momento, y cuando los abrí, vi mis manos
completamente arrugadas. Ya no estaba en la playa, si no en lo que parecía un
patio interior, completamente solo y sentado en una silla de ruedas.
Vi mi reflejo en una cristalera,
era todo un anciano con la edad bien avanzada y debía estar en algún tipo de
residencia de la tercera edad. No entendía muy bien lo que ocurría y te dije
que con la voz ahogada “¿Qué es esto?”. “Pues lo que tú querías”, comenzaste a
decir; “Ya se está acabando todo, todos tus problemas ya pasaron, prescribieron
chico, solo tienes que esperar relajado tu final”.
Y entonces volviste a callarte
zorra, me habías puteado y yo no tenía argumentos para reprochártelo, que
manera de divertirte conmigo…
El hecho es que era un viejo
inválido y agotado que se había saltado toda su vida por miedo a sufrir. Intentaba
moverme y apenas podía, mi cabeza
funcionaba a marchas forzadas y definitivamente no hay nada que podía hacer,
solo arrepentirme.
Comenzaba a darme cuenta de todo
lo que era capaz de hacer antes y no hice; pude haberme hecho más fuerte, pude
haber superado mis desengaños y aprender de ellos, enfrentarme a mí mismo,
superar mis propios límites, seguir buscando aun estando tan perdido… Tuve la habilidad
y tuve el tiempo.
Ya no estaba frustrado solo sentía rabia y estaba más loco
que nunca, una vez más lograste que te gritara desquiciado: “¡ESTA VEZ TE HAS
PASADO!”, “¡Esto no es lo que quería hija de puta de mis alucinaciones!”,
entonces tu carcajada alcanzó todo su esplendor, tu puta carcajada retumbando
mi cabeza “¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!”.
En ese momento dejó de importarme ser un moribundo, saqué las fuerzas de donde no me quedaban y trate de incorporarme, hasta yo me reía ya “Esta vez te voy a encontrar, iré arrastrándome hasta ti si hace falta y TE METERÉ LA SILLA POR EL CULO!”, logré ponerme en pie, lo tenía decidido, me libraría de ti, aunque ya fuera tarde, eso no me lo iban a impedir.
Noté como se recuperaban mis
fuerzas e incluso levante la silla, de nuevo sentía la fuerza de mis músculos y
la lance con todas mis fuerzas contra una ventana, al romperse cerré de nuevo
los ojos y esta vez al abrirlos vi como lo que rompía era una ola enorme, había
regresado a la playa, volvía a ser joven, y tu risa había cesado. Entonces
observe el mar, inmenso, como mis posibilidades…
Ha pasado bastante tiempo de
aquello y creo que al fin puedo decírtelo: gracias por responderme.
https://www.youtube.com/watch?v=sNZTVADGxvQ